En estos tres años, fuimos capaces de hacer frente a las adversidades en condiciones de extrema complejidad. Hoy vivimos sustancialmente mejor que hace tres años. Las argentinas y los argentinos tienen derecho a saber qué hicimos, por qué lo hicimos y qué nos proponemos hacer.
La economía registró un aumento del 5,4% en 2022, que se suma al 10,3% del 2021. Tres años consecutivos de crecimiento. La actividad industrial creció 12,1% comparado a 2019 y la capacidad instalada industrial y la rentabilidad industrial PyME está en su mayor nivel en +3 años. Reducimos el déficit fiscal, que se ubicó en el 2,4% del PBI, y el intercambio comercial se incrementó durante 2022 un 20,4% respecto al año anterior.
En pocos días entregaremos la vivienda 100.000. En 2020 el presupuesto destinado a la Obra Pública comenzó su recuperación y para este año proyectamos un incremento presupuestario de 633% respecto a lo ejecutado en 2019. Creamos 500 mil puestos de trabajo formales y +1 millón en la economía popular. Y son solo ejemplos.
Sin embargo, hemos soportado una sistemática acción de desinformación de las políticas que se llevaron adelante desde el Gobierno nacional. Pero nadie ha sido censurado, acallado o castigado por sus expresiones.
Existe una libertad de prensa absoluta y así debe ser. Pero advierto de estas prácticas porque la ciudadanía no cuenta con la oportunidad de conocer qué está haciendo el Estado. Y en este tiempo escuché cómo criticaban mi moderación. Pero fui yo el que se empeñó en que la democracia se expanda y respete en toda la región.
Hace meses vivimos uno de los episodios más desgraciados en estos 40 años de democracia, el intento de asesinato a Cristina Fernandez de Kirchner. También soy yo el que está a su lado y vuelvo a exigir a la Justicia que profundice la investigación. La salud de nuestra democracia lo demanda.
En estos años no tuve otro propósito que servir a mi pueblo. Sé que somos más los que consideramos que desde el Estado, y con políticas de desarrollo inclusivo, hay mucho por hacer. No hay otro modo para luchar contra las inequidades del mercado.
A pesar de los cataclismos tantas veces anunciados, continuamos ordenando nuestra economía. La inflación es un problema estructural de la Argentina y estamos abocados a reducirla. No es sencillo: quienes minimizaron el problema lo profundizaron. Que quede claro.
Dije que gobernaría junto a todas las gobernadoras y gobernadores. Es nuestro objetivo construir un verdadero federalismo. Pero la intromisión de la Justicia en la ejecución presupuestaria es inadmisible. El Poder Judicial hace tiempo que no cuenta con la confianza pública.
En este sentido, puse fin a los sótanos de la democracia. Todos y todas pueden pensar libremente sin temer el acoso del poder estatal. Solo quiero dejar en claro quién respeta la República y quién no. No dejemos que las diferencias políticas coyunturales las pague nuestro pueblo.
De cara a un año que tendrá sus peculiaridades por el proceso electoral en curso, hago un pedido para que no condicionemos la aprobación de proyectos de ley que los argentinos están necesitando.
Hagamos realidad nuestra utopía de justicia social. Debatamos la Argentina que queremos. Generemos el clima político adecuado para que nuestro pueblo elija en libertad. Hace cuarenta años, nuestra utopía fue la democracia. Hoy les propongo que nuestra utopía sea la igualdad.
La Argentina es un gran país. Es hora de ser artífices de nuestro propio destino. La verdadera libertad nace de la igualdad.