Desde los 45 años de edad los hombres deben comenzar a preocuparse por las diferentes afecciones que puede presentar la próstata. Es necesario consultar al médico y realizarse los estudios que indique el profesional.
El especialista en urología Diego Talavera, brindó detalles acerca de la tarea que desempeña en el Hospital de Fátima de Posadas.
La próstata es una glándula pequeña en los hombres. Es parte del sistema reproductor del hombre. La próstata es casi del tamaño y forma de una nuez. Está ubicada abajo en la pelvis, debajo de la vejiga y casi enfrente del recto.
La próstata ayuda a producir el semen, el fluido lechoso que transporta los espermatozoides desde los testículos hasta el pene cuando eyacula el hombre.
La próstata rodea parte de la uretra, un tubo que conduce la orina afuera de la vejiga y por el pene. Ya que la glándula de la próstata tiende a crecer con la edad, puede oprimir la uretra y causar problemas para dejar pasar la orina.
Algunas veces los hombres de 30 y 40 años pueden empezar a tener estos síntomas urinarios y necesitar atención médica. Para otros, los síntomas no se sienten sino mucho más tarde en la vida. Una infección o un tumor pueden también hacer que se agrande la próstata.
La consulta integral consta de tres etapas. En primer lugar se realiza un interrogatorio en la consulta clínica en donde se conocerán signos y síntomas, y esto a su vez se complementará con un examen de laboratorio, y el tacto rectal. Si bien este último puede resultar desagradable a algunos pacientes, que por este motivo aplazan la consulta, “es un examen para la glándula rectal, que seguiremos haciendo, debido a su efectividad”, mencionó el urólogo. Además el estudio médico, incluye una ecografía renal bilateral, porque al tratarse de un examen integral, también hay que revisar y constatar lo renal, lo vesical y lo prostático.
En este sentido, el médico especialista remarcó que únicamente los pacientes que tengan antecedentes hereditarios directos con cáncer de próstata, deben realizar controles a los 40 años.
“Es importante no entrar en un temor generalizado, y si bien, en el caso de que tengan otra patología pueden acceder antes de la edad estipulada a la consulta, los que no tienen antecedentes no requerirán de la prueba del antígeno prostático específico (PSA)”, señaló.
Entre las patologías más comunes, Talavera comentó que están las infecciosas y las benignas.
“En algunos casos de patología benigna, en donde los pacientes presentan un agrandamiento de una glándula y si esto puede llegar a generar inconvenientes, proceden a una intervención quirúrgica”, dijo el médico de Posadas.
“Existen varios tratamientos previos, no se interviene quirúrgicamente en todos los casos, y en cada paciente es evaluado en particular para definir el método quirúrgico o de tratamiento”, agregó el médico.
Con lo relacionado a los síntomas de afecciones en la próstata, pueden aparecer desde una infección urinaria o pueden ser síntomas acarreados desde hace años.
“El paciente puede presentar una micción (orina) poco calibre o bajo flujo, se levanta a la noche a orinar muchas veces e incluso hay pacientes que quedan con algunos residuos, y al instante deben volver a orinar. Todo eso se evalúa en la consulta médica, teniendo en cuenta también el contexto y si padece otras enfermedades, como la diabetes” señaló.
Hay que evaluar al paciente, y teniendo en cuenta lo que puede ofrecer la clínica, se llega a una conclusión. La llamada cirugía convencional, se accede al cuerpo por una incisión en la panza y la otra alternativa quirúrgica es la transuretral.
Algunas veces los hombres de 30 y 40 años pueden empezar a tener estos síntomas urinarios y necesitar atención médica. Para otros, los síntomas no se sienten sino mucho más tarde en la vida. Una infección o un tumor pueden también hacer que se agrande la próstata.
Síntomas de prostatitis
Problemas para orinar. Sensación de ardor o dolor al orinar. Una urgencia fuerte y frecuente de orinar, aun cuando solo haya una cantidad pequeña de orina. Escalofríos y fiebre alta. Dolor en la espalda inferior o dolores en el cuerpo. Dolor bajo en el vientre, en las ingles o detrás del escroto. Presión o dolor en el recto. Descarga por la uretra que acompaña a movimientos del intestino. Palpitación genital y rectal. Problemas sexuales y falta de libido. Eyaculación (orgasmo sexual) dolorosa.