Con una inflación que podría superar el 80% interanual y una tensión cambiaria que sigue presionando los salarios, varios economistas volvieron a rememorar los fantasmas del pasado con el llamado “Plan Bonex”, una estrategia realizada por el entonces Gobierno de Carlos Saúl Menem que consistió en el canje de depósitos a plazo fijo por títulos públicos y se dio en un contexto hiperinflacionario.
Esta estrategia fue llevada adelante por el entonces ministro de Economía Antonio Erman González. En ese entonces, se encontró con una colocación indiscriminada de títulos públicos. En 1989, los depósitos a plazo fijo a 30 días se pactaban con tasas del 400%. Ante esta realidad, el gobierno concretó un canje compulsivo de todos los plazos fijos que superaran el millón de australes a cambio de bonos (denominados Bonex 89) bajo legislación extranjera que vencían en 1999.
A su vez, se prohibió a las entidades financieras recibir depósitos a plazos fijos hasta nuevo aviso. Pero esta estrategia, monetarista por cierto, generó beneficios y consecuencias: la confiscación alcanzó el 60% de la base monetaria, lo que provocó una fuerte recesión por la caída de la liquidez.
Sin embargo, logró frenar “de shock” la hiperinflación por una menor demanda de bienes y servicios, además de compra de dólares.
Los que claramente perdieron fueron los tenedores de plazos fijos. Una nueva medida que atentó contra los argentinos de resguardar sus ahorros en su propia moneda.
Sin embargo, esta política no logró a la distancia sostenerse: los rumores de corrupción generaron una nueva inestabilidad y la inflación volvió a acelerarse. Eso precipitó la renuncia de Erman González en enero de 1991 y asumió Domingo Cavallo – dicen, el ideólogo de esa idea- que puso en marcha el Plan de Convertibilidad.
¿Es viable esta estrategia en la actualidad?. En el mercado se trabaja con potenciales escenarios de crisis, pero se descarta un estallido hiperinflacionario o medidas extremas como un “plan Bonex”, es decir, una “limpieza” del pasivo del Banco Central mediante una entrega de bonos a largo plazo a los ahorristas como ocurrió en diciembre de 1989.
Para el economista Daniel Marx, “los depósitos nominales son relativamente estables, incluso en términos reales” y explicó que “la deuda del Banco Central es a tasa fija, por lo que el Gobierno no necesitaría ir a un Plan Bonex”.
Distinto pensó el economista Roberto Cachanosky que no lo descartó y lo consideró “probable en el caso que se acentúe la fuga hacia en dólar” y se decida por “no emitir”.
“No creo que se metan con las cajas de seguridad pero podría haber una cosa parecida al Plan Bonex en el caso en que se acentúe la fuga hacia el dólar”, vaticinó en diálogo con Fundación Libertad.
Según el analista “la implementación de esta medida estará marcada por el “grado de corrida” que lleve al Banco Central de la República Argentina (BCRA) a financiar el canje de Leliqs que demanden las entidades privadas.
“En el caso que se acentúe la fuga hacia el dólar, se retiren los depósitos de los bancos y estos tengan que pedirle al Central los pesos por las Leliqs, ahí va a tener que emitirlos y si emite los pesos generá una llamarada hiperinflacionaria”, apuntó el profesor.
Y agregó: “Por eso van a tener que elegir entre bancarse la llamarada hiperinflacionaria o bien un Plan Bonex”.
Fuente: Ámbito.com